7 sept 2017

Cuento para pensar.


imagen de internet.




Se trataba de un joven erudito, arrogante y engreído. Para cruzar un caudaloso río de una a otra orilla tomó una barca. Silente y sumiso, el barquero comenzó a remar con diligencia. De repente, una bandada de aves surcó el cielo y el joven preguntó al barquero:
-Buen hombre, ¿has estudiado la vida de las aves?
-No, señor -repuso el barquero.
-Entonces, amigo, has perdido la cuarta parte de tu vida.
Pasados unos minutos, la barca se deslizó junto a unas exóticas plantas que flotaban en las aguas del río. El joven preguntó al barquero:
-Dime, barquero, ¿has estudiado botánica?
-No, señor, no sé nada de plantas.
-Pues debo decirte que has perdido la mitad de tu vida -comentó el petulante joven.
El barquero seguía remando pacientemente. El sol del mediodía se reflejaba luminosamente sobre las aguas del río. Entonces el joven preguntó:
-Sin duda, barquero, llevas muchos años deslizándote por las aguas. ¿Sabes, por cierto, algo de la naturaleza del agua?
-No, señor, nada sé al respecto. No sé nada de estas aguas ni de otras.
-¡Oh, amigo! -exclamó el joven-. De verdad que has perdido las tres cuartas partes de tu vida.
Súbitamente, la barca comenzó a hacer agua. No había forma de achicar tanta agua y la barca comenzó a hundirse. El barquero preguntó al joven:
-Señor, ¿sabes nadar?
-No -repuso el joven.
-Pues me temo, señor, que has perdido toda tu vida.

9 comentarios:

  1. Pobrecillo. De nada le sirvió lo que sabía, ni para qué tanta arrogancia.
    Fiarís, Te tengo un notición!! En esta zona donde vivo no son tan comunes los colibries porque es muy árido, pero hay muchas aves. Cuando tú subiste tan bello post de los que los visitan, recordé lo felices que nos hacía verlos cuando vivíamos en otra ciudad. Como no tengo aún precioso jardín y los árboles están todavía muy peques, compramos un bebedero de néctar desde la primavera. Se vaciaba seguido y nada que nos tocaba verlos. Hoy!!! Por fin mi hija vio uno, dio tal grito que lo espantó y ya no alcancé a verlo... ya empezará la emigración y espero poder ver a muchos barrigoncitos comensales. Los que te lleguen con loncheritas en su equipaje es que pasaron por aquí, jajaja Besos.

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  2. Muy buena, excelente entrada, y me ha encantado recordarla; porque hacía muchos años que no la oía. Me acuerdo que de pequeño mi padre me la relataba, era una versión distinta, pero el mensaje final, era el mismo. Nadie puede alardear de nada, porque quien menos te imaginas, te da una lección, que no olvidas mientras vivas. En este caso al erudito, lo único que le podía salvar la vida, en esa situación es sabiendo nadar, y el muy tonto mira por dónde no sabía.

    Besos Alfa.

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  3. Mala costumbre hablar sin saber, el erudito suele serlo solo en alguna materia y aquí falla en la de vivir. abrazos

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  4. Quien más habla menos sabe, sucede...
    Besos 🌸

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  5. Magnífico cuento. Con tanto alardear de saber... se hundió. Un abrazo

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  6. No siempre lo sabemos todo, la arrogancia limita los cerebros jajajaja pobre tipo, demasiado joven ;) besos, ojalá no me hayas olvidado, he vuelto :*

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  7. Magnifico
    Generalmente es mas facil ver los errores en los otros
    Recibe mi cariño con los mejores deseos de un buen fin de semana a...pesar de lo gris que se presenta

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Fiaris por decisión propia bloguera por casualidad.