23 feb 2020

Fábula del Buda y la ley del Karma.

Un día un muchacho se acercó y le pidió a Buda:
“Oh gran Buda, mi padre ha fallecido. Por favor, acompáñame y di alguna plegaria para él. Eleva su espíritu, para que él pueda ir al “cielo”.
Los brahmanes han realizado rituales, pero considero que tú eres mucho más poderoso. Si tú lo hubieras hecho desde un principio, el espíritu de mi padre de seguro volaría libre de pecado”
Ante esta plegaría, Buda respondió: “Muy bien, de acuerdo. Pero antes, por favor, ve al mercado y hazte con unas vasijas de barro y con un trozo de mantequilla”
El muchacho fue muy contento por qué Buda había accedido a realizar una ceremonia mágica para salvar el alma de su padre. Rápidamente fue al pueblo y obtuvo todo lo que necesitaba.
Cuando llegó a donde Buda, éste lo instruyo de la siguiente manera: “Por favor, pon la mantequilla en uno de los recipientes y estas piedras en el otro. Una vez hecho esto,arrójalos al estanque”.
El muchacho hizo lo indicado y los dos recipientes se hundieron, llegando al fondo del estanque, el Buda continúo: “Ahora coge este palo y golpea los dos recipientes que se encuentran en el fondo del estanque”.
El muchacho así lo hizo. Y los recipientes se rompieron, la mantequilla por ser más ligera subió a flote mientras que las piedras por ser más pesadas, se quedaron en el fondo del estanque.
Entonces el Buda dijo: “Ahora sin perder un segundo ve rápido y llama a los sacerdotes. Coméntales que vengan y que oren y canten para que la mantequilla vaya hacia el fondo y las piedras floten”
El muchacho miró al Buda con cara de asombro. “Señor, ¿hablas en serio? No puedes esperar que la mantequilla siendo tan ligera se hunda y que las piedras siendo tan pesadas floten. Esto que dices,  sería ir en contra de la ley de la naturaleza”.
El Buda sonrió y le dijo: “Aun así, tú piensas que si tu padre ha tenido una buena vida, entonces sus acciones y su legado pueden ser tan ligero como la mantequilla, pero si no fuera así nada que hagas podría elevarlo. Nadie puede prevenir ni aún yo. Pues, nadie puede ir en contra de la ley del karma.

Fiaris por decisión propia bloguera por casualidad.