La gallina sabía que ninguno de los animales de la granja la ayudaría a preparar las crepas, por eso iba directamente a los corrales, estanques y chiqueros y pedía ayuda, al obtener la respuesta negativa sonreía satisfecha y volvía a su gallinero para ponerse a descansar.
Cuando los curiosos, después de media hora, iban a preguntarle por las crepas, ella decía que ya se las había comido. Sucedió que un día la cerdita se ofreció a ayudarle, pero cuando estaban cocinando se dio cuenta de que la gallina desconocía por completo la receta. Así que se marchó.
Pero la gallina, entretenida como estaba, no se percató de la llegada de los demás animales que ni faltos ni perezosos empezaron a comerse las crepas, pero no les gustaron para nada y se retiraron criticando a la cocinera. Desde ese día la gallina se prometió a sí misma prepararlas bien. Lo logró pronto, pero ya nadie quiso probar su comida.
Moraleja: Es malo hacer juicios a priori porque las circunstancias
podrían cambiar, sin embargo, los juicios anticipados pueden servir de
obstáculo para apreciar las cosas.