Un guepardo fue llevado a juicio porque las
hienas no estaban de acuerdo en que se hubiera asociado con el león para que ellas
no le pudieran quitar sus presas.
—Mire, señor juez, nosotros tenemos que correr
a gran velocidad para atrapar a las gacelas. Cuando conseguimos coger a nuestra
presa, llegan estas señoras apestosas y nos quitan el alimento porque se unen
en jauría y nos atacan cuando estamos recuperándonos del esfuerzo que hemos
tenido que hacer.
—Bien. Le entiendo perfectamente —dijo el mono
que hacía de juez—, pero, ¿para qué se asoció con el león teniendo más
allegados de su propia clase, es decir, sus compañeros guepardos?
—Es que los felinos tenemos el defecto de ser
muy independientes, señor juez, y nos cuesta trabajo ponernos de acuerdo entre
nosotros.
—Pues, lamento decirle que es usted culpable
de su propia desgracia, puesto que lo normal sería que se asociara con sus
compañeros al igual que lo hacen las hienas entre sí.
—Pero, las hienas son traidoras, aprovechadas
y nefastas, señor juez.
—Con todo y eso — dijo el primate sonriendo—,
son solidarias entre ellas y por lo tanto no buscan tener ventaja asociándose
con otros animales. Queda usted arrestado y si no quiere que lo condenen, rompa
el acuerdo con el león y convenza a sus compañeros de unirse.
El guepardo rompió el acuerdo con el rey de la
selva, pero no pudo convencer a sus compañeros de cazar juntos, así que tuvo
que seguir casando en solitario y soportar que las hienas le quitaran su presa.
Moraleja: Cuando emprendas un plan, analiza
bien todos los puntos porque si algo falla y te ves en una dificultad, es
posible que hasta los más injustos y crueles se vean más endebles que tú.