Este viejo cuento japonés nos advierte acerca de cómo los prejuicios pueden obstaculizar nuestro proceso de aprendizaje.
Si realmente queremos aprender algo nuevo, debemos dejar a un lado esas opiniones y creencias preconcebidas para así “llenarnos” de nuevo conocimiento.
Un profesor visitó a un anciano muy sabio con la intención de aprender de su conocimiento. El viejo le abrió la puerta y, enseguida, el profesor comenzó a platicar de todo aquello que ya sabía.
El anciano escuchaba atento y el profesor no paraba de hablar intentando sorprender al sabio con su conocimiento.
—¿Tomamos un té?— interrumpió el maestro zen.
—¡Claro! ¡Fantástico!— dijo el profesor.El maestro empezó a llenar la taza del profesor y, cuando se había llenado, no paró. El té comenzó a salirse de la taza.
—¿Qué haces?— le dijo el profesor— ¿No ves que la taza ya está llena?
El sabio respondió muy calmado, ilustrando la situación:
—Al igual que ocurre con la taza, tú estás lleno de tus propias opiniones, sabiduría y creencias. Si quieres aprender algo nuevo, primero tendrás que vaciarte de ellas.