Desde el jardín.

4 sept 2019

El sonido del silencio.




Un día, mientras permanecía inmóvil como siempre en el mismo sitio, un maestro vio aparecer en el horizonte una especie de bola de polvo. Aquella bola se hizo más y más grande y el sheik pronto reconoció a un hombre que se le acercaba corriendo y levantaba una enorme polvareda.
El hombre, que era joven, llegó hasta el maestro y se postró ante él.
– ¿Qué quieres?
El joven le contestó:
– Maestro, he venido desde lejos a oírte tocar el arpa sin cuerdas.
– Como quieras – le dijo el maestro.
El santo hombre no varió su postura lo más mínimo. No cogió ningún instrumento, no hizo nada. El maestro y el freviente discípulo permanecieron inmóviles. Tras tres días, el joven dejó percibir, quizá por un gesto, una inclinación o un carraspeo, un incipinte cansancio.
– ¿Qué te pasa? – preguntó el maestro.
El joven dudó un poco. Comenzó a balbucear algunas palabras. Para poder ayudarlo, el maestro preguntó:
– ¿No has oído nada?
– No – contestó el joven con voz culpable.
– Entonces, ¿por qué no me has pedido que tocase más fuerte?
Maestro: el sonido está dentro de nosotros, en nuestro corazón. Es cuestión de saber escucharlo.

8 comentarios:

  1. Un cuento muy cierto, y lo acompañas con una cita muy certera, ambas cosas nos regalan una gran reflexión.

    Mil besitos para tu noche, bonita ♥

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  2. Me gusta el silencio, es un gran amigo. Abrazucos

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  3. Me gusta el silencio y lo que me dice cuando estamos solos...............Saludos.

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  4. El Maestro ya volvía de todas partes...

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  5. El silencio un gran maestro.
    Ya casi de vuelta os voy visitando a todos.
    Un beso Fiaris

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  6. El silencio habla con un lenguaje especial.
    Me gusta la cita que has puesto, Fiaris!
    Besitos.

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Fiaris por decisión propia bloguera por casualidad.