Cuenta una antigua fábula budista que hace mucho tiempo, en un monasterio lejano, ubicado en una ladera casi inaccesible de una montaña del Himalaya, uno de los monjes budistas más ancianos falleció. Tenía un puesto importante, ya que era el guardián, y algún otro monje debía quedarse con su puesto de trabajo. Pero no era fácil. Debía ser un monje que reuniera las características adecuadas.
Así que el Gran Maestro reunió a todos sus discípulos para comprobar quién podría ejercer tal honroso puesto. En una amplia sala, todos los discípulos se sentaron frente al Gran Maestro. Él colocó una pequeña mesita en medio de la sala y encima de ella un hermoso jarrón de porcelana. En el jarrón colocó unas preciosas flores amarillas. Entonces dijo:
– He aquí el problema: asumirá el honroso puesto de Monje guardián quien lo resuelva.
El monje budista que consiguió resolver el problema
Todos se quedaron absortos, mirando en silencio el hermoso jarrón. ¿Qué representaría? ¿Dónde estaba el problema? ¿Necesitaría agua la flor? ¿Representaría la belleza de la Naturaleza? ¿O la tentación del hombre? ¡Eran demasiadas preguntas!
Pero entonces, uno de los discípulos se levantó decidido. Sacó su espada, miró a los discípulos y al Gran Maestro y de un solo golpe, rompió el jarrón y las flores. Los demás se quedaron horrorizados, pero el Gran Maestro dijo:
– Aquí tenemos a alguien que no solo ha adivinado el problema, sino que además lo ha resuelto y ha terminado con él. Honremos a nuestro nuevo guardián del monasterio.
Moraleja: «No importa cómo sea el problema. Lo que importa es acabar con él».
Una solución radical. Un beso
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo y el deseo que pases un feliz finde.
ResponderEliminarDrástico y sin florituras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esas historias budistas siempre contiene grandes moralejas, es cierto que con los problemas hay que terminar. Un abrazuco
ResponderEliminarUn poco bestia la solución. No quiero ni pensar lo que haría ese monje para acabar con el hambre en el mundo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Solución muy estrenista. Feliz sábado Fiaris, Un beso
ResponderEliminarCon ese tipo de soluciones no iba a quedar un humano en poco tiempo.
ResponderEliminarBesos.
Hola Fiaris, pues no veo problema ninguno con el jarrón, pero bueno, termino pronto con el:)
ResponderEliminarBesos.
Jajaja, solución energética y definitiva.
ResponderEliminarAbrazos!!!
Uff, me ha sorprendido, no me lo esperaba, jeje. Pero es verdad que a veces es lo que cuesta, acabar con el problema.
ResponderEliminarSiempre nos haces pensar.
Abrazos
Y cuántos problemas quedan sin resolver porque no logramos identificarlos...
ResponderEliminarBuena historia
Un abrazo
¡¡No te jode!! así se acaban con todos los problemas, a mandobles.
ResponderEliminarSaludos
¡Menuda moraleja!
ResponderEliminarAbrazos.
Pues no quisiera ser un problema en ese monasterio y que me resuelvan así!!!
ResponderEliminarUn saludin;)
Resolveu do jeito que sabia... kkkk
ResponderEliminarBoa entrada de mês de março.