Cuenta que esta era una rosa roja y todo el mundo comentaba que no había flor más bella que esa en el jardín. La rosa se emocionaba cuando la halagaban. Sin embargo, quería que la vieran más de cerca y no entendía por qué todos la observaban a distancia.
Un día notó que a sus pies siempre estaba un enorme y oscuro sapo. En verdad no tenía nada de guapo, con su color opaco y sus feas manchas. Además, sus ojos eran demasiado saltones y asustaba a cualquiera. La rosa comprendió que la gente no se acercaba debido a ese animal.
De inmediato, le ordenó al sapo que se marchara. ¿No se daba cuenta de que le daba mala imagen? El sapo, muy humilde y obediente, aceptó de inmediato. No quería incomodarla y entonces se marchó lejos.
A los pocos días, la rosa comenzó a deteriorarse. Sus hojas y sus pétalos empezaron a caerse. Ya nadie quería mirarla. Pasaba una lagartija cerca y vio a la rosa llorando. Le preguntó qué le pasaba y ella contestó que las hormigas estaban acabando con ella. Entonces la lagartija dijo lo que la rosa ya sabía: “Era el sapo quien se comía las hormigas
Un poco alejada ando por estos días,lo iré visitando abrazos amigos.
ResponderEliminarBuena moraleja. Un beso
ResponderEliminar«Lo bueno necesita aportar pruebas; lo bello, no» (Bernard Le Bouvier de Fontenelle).
ResponderEliminarUn abrazo.
Es la ley de la naturaleza, y por el camino de la rosa vamos.
ResponderEliminarSaludos
Que triste historia, de lo que le sucedió a la pobre Srta. Rosa, y el poco reconocimiento del trabajo del Sr Sapo, ya cuando no está se nota su trabajo que hacía.
ResponderEliminarSaludos
Toda asociación aporta un beneficio conjunto.
ResponderEliminarPero los que no se saben beneficiados pueden caer en la autocomplacencia.
Besos.
Maravillosa historia, Fiaris, con una gran enseñanza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué bonita y tierna historia. Qué me emociona, pues está historia encierra en sí misma, en el relato, una profunda enseñanza.
ResponderEliminarHola Fiaris, todos en la vida tenemos una funcion que hacer, y la rosa no se dio cuenta que el sapo la estaba ayudando, una historia triste pero muy bonita a la vez.
ResponderEliminarBesos.
Sapos, lagartijas, murciélagos, búhos, sin ellos nos comerían las alimañas!
ResponderEliminarUn abrazo!