Desde el jardín.

1 ago 2023

La rosa y el sapo.

  Cuenta que esta era una rosa roja y todo el mundo comentaba que no había flor más bella que esa en el jardín. La rosa se emocionaba cuando la halagaban. Sin embargo, quería que la vieran más de cerca y no entendía por qué todos la observaban a distancia.

Rosa roja

Un día notó que a sus pies siempre estaba un enorme y oscuro sapo. En verdad no tenía nada de guapo, con su color opaco y sus feas manchas. Además, sus ojos eran demasiado saltones y asustaba a cualquiera. La rosa comprendió que la gente no se acercaba debido a ese animal.

De inmediato, le ordenó al sapo que se marchara. ¿No se daba cuenta de que le daba mala imagen? El sapo, muy humilde y obediente, aceptó de inmediato. No quería incomodarla y entonces se marchó lejos.

A los pocos días, la rosa comenzó a deteriorarse. Sus hojas y sus pétalos empezaron a caerse. Ya nadie quería mirarla. Pasaba una lagartija cerca y vio a la rosa llorando. Le preguntó qué le pasaba y ella contestó que las hormigas estaban acabando con ella. Entonces la lagartija dijo lo que la rosa ya sabía: “Era el sapo quien se comía las hormigas

10 comentarios:

  1. Un poco alejada ando por estos días,lo iré visitando abrazos amigos.

    ResponderEliminar
  2. «Lo bueno necesita aportar pruebas; lo bello, no» (Bernard Le Bouvier de Fontenelle).
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Es la ley de la naturaleza, y por el camino de la rosa vamos.
    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Que triste historia, de lo que le sucedió a la pobre Srta. Rosa, y el poco reconocimiento del trabajo del Sr Sapo, ya cuando no está se nota su trabajo que hacía.
    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Toda asociación aporta un beneficio conjunto.
    Pero los que no se saben beneficiados pueden caer en la autocomplacencia.
    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Maravillosa historia, Fiaris, con una gran enseñanza.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Qué bonita y tierna historia. Qué me emociona, pues está historia encierra en sí misma, en el relato, una profunda enseñanza.

    ResponderEliminar
  8. Hola Fiaris, todos en la vida tenemos una funcion que hacer, y la rosa no se dio cuenta que el sapo la estaba ayudando, una historia triste pero muy bonita a la vez.

    Besos.

    ResponderEliminar
  9. Sapos, lagartijas, murciélagos, búhos, sin ellos nos comerían las alimañas!
    Un abrazo!

    ResponderEliminar

Tus comentarios me importan mucho gracias por dejarlos

Fiaris por decisión propia bloguera por casualidad.