4 ene 2023

El elefante encadenado.

 "Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.

Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra.

Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?

Cuanto tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia... si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio para encontrar la respuesta: el elefante del circo no escapa porque ha estado a unido a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo.


La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía… Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que no puede. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…"

Uno de los cuentos más conocidos de Jorge Bucay; esta narración nos cuenta como nuestros recuerdos y experiencias previas pueden darnos conocimientos, pero también generar estancamientos y bloqueos que nos impiden y que pueden sabotearnos aún cuando su causa original ya no está presente. La narración nos empuja a seguir intentando ponernos a prueba a pesar de que lo que hayamos vivido pueda habernos hecho creer que no podemos hacerlo.

14 comentarios:

  1. Nos cuesta olvidar eso, que lo anterior no tiene que limitarnos en el futuro.

    Un abrazo.

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  2. Las limitaciones nos las ponemos nosotr@s mism@s. Querer es poder.
    Feliz año, amiga.
    Abrazos.

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  3. Conocía la historia y la explicación, y es cierto que hace pensar.
    Un abrazo.

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  4. Una moraleja estupenda. Abrazos

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  5. Hace tiempo que tiendo hacia el estancamiento... ya di por perdido lo de arreglar el mundo.
    Besos.

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  6. Somos víctimas de nuestra impotencia, muchas veces por no intentarlo, otras por incapacidad.

    Un abrazo y feliz 2023.

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  7. Triste vida encadenada. Buen fin de semana.
    Un abrazo.

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  8. Será por eso que en muchos paises del mundo y también en España en algunos lugares, no se acepta tener animales en los circos.
    Saludos

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  9. Pobre elefantito, te rompe el alma ver animales encadenados. Y si si uno cree que no puede romper
    sus cadenas nunca será libre. Te mando un beso.

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  10. Pobre animal, vivir encadenado toda la vida para que cuando ya no les rinda nada al circo lo lleven al que debería ser su habitat desde que nació.

    Abrazos.

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  11. Una muy buena anécdota para reflexionar, saludines ;)

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  12. Es un cuento precioso que nunca nos abrió los ojos. Somos duros de mollera!
    Feliz Año, amiga. Te deseo lo mejor. Abrazos.

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  13. Siempre me han dado mucha pena los animales del circo al igual que el zoo me llevaron de pequeña y de excursión con el colegio y juré que nunca pisaría un zoo.

    Afortunadamente ya no se ven animales salvajes en los circos por lo menos por aquí.

    Abrazote utópico.-

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Fiaris por decisión propia bloguera por casualidad.